La cuenta corriente de un banco es un contrato que se firma con una entidad bancaria o caja de ahorro mediante el cual el banco se compromete a realizar órdenes de pago de otra persona, generalmente el contratante, mientras la cantidad de dinero a pagar no sobrepase el saldo depositado en la cuenta corriente o el crédito que se haya estipulado sobre la cuenta bancaria. Una cuenta corriente se puede contratar en euros o en una moneda extranjera.
La cuenta corriente también es denominada depósito a la vista. Al contratar una cuenta corriente bancaria por ejemplo, en euros, el banco o caja de ahorro tiene la obligación de custodiar y devolver el dinero depósitado en la cuenta corriente en cualquier momento sin previo aviso. La cuenta corriente soporta el ingreso y devolución del dinero depositado mediante cheques. Esta característica diferencia una cuenta corriente y una cuenta de ahorro.
El principal inconveniente de la cuenta corriente es la baja rentabilidad y remuneración que ofrecen los bancos a este tipo de cuenta bancaria. Las mejores cuentas corrientes ofrecen hasta un 2% de rentabilidad excepto promociones y ofertas especiales que lanzan los bancos para captar clientes durante algunos meses del año. Durante el tiempo que duran las ofertas o promociones especiales los bancos ofrecen a las cuentas corrientes una rentabildad bastante mayor.
La baja rentabilidad de las cuentas corrientes es lo que provoca en la mayoría de los casos contratar cuentas de ahorro, que son cuentas en las que el dinero depositado tiene una alta rentabilidad y remuneración en relación con una cuenta corriente.